Aquellos que alguna vez han mirado directamente a los ojos de la prole del dragon, solo ellos, pueden afirmar que han visto el mal en su estado puro. Lo peor de todo es que estas criaturas pueden procrear, a pesar de su origen antinatural.
Una bochornosa caverna ofrece las condiciones de cria ideales para las ovaladas y viscosas formas de las que eclosionan los dragonios.
Estas crias de dragon son lo suficientemente ligeras como para volar, incluso aunque solo sea de forma torpe y tosca.
Ya desde pequenos, los dragonios muestran una sanguinaria agresividad. Velozmente, aparecen como de la nada y se dirigen a los puntos debiles de sus enemigos.
Sus mordiscos con esos pequenos pero afilados dientes son muy venenosos y paralizan todos los miembros.
A primera vista, los dragonios pueden parecer tiernos, pero, cuando uno se enzarza en una batalla con ellos, se da cuenta de que, en cuanto a crueldad, no tienen nada que envidiarles a las crias de dragon adultas.
"Tras notar en mi piel el mordisco del dragonio, el brazo en el que sostenia mi espada se volvio pesado y comprendi que los habia subestimado".